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El Fuego Olímpico - Arde durante los Juegos
y simboliza la lucha por la perfección y la victoria.
Se enciende en la ceremonia inaugural con una antorcha
que se lleva en relevos desde Olimpia, Grecia. El
relevo de las antorchas se instituyó para los Juegos
de Berlín en 1936, ocasión en que participaron 3.000
corredores; si bien un fuego ardía durante la celebración
de los Juegos de Amsterdam en 1928, éste era solamente
un fuego local. El profesor Carl Diem, secretario
general del Comité Organizador berlinés, tuvo la
idea de traer el fuego desde las ruinas de la ciudad
sagrada de Olimpia explicando al Comité Olímpico
Internacional que, como en la antigüedad, sería
"un simbólico homenaje
al vencedor de la carrera del estadio de los antiguos
Juegos, que tenía el privilegio de llevar el fuego
sagrado al altar de Zeus".
A los miembros del COI les gustó la idea y fueron
más allá recordando los textos de Plutarco en los
que hacía referencia al encendido de la llama a
través de "los inmaculados rayos del sol";
de esa forma el 21 de julio de 1936 doce jóvenes
griegas encendieron la llama por medio de un crisol
en el que convergían los rayos del astro rey. Un
atleta griego con el torso desnudo fue el que inició
el relevo de la antorcha, la que pasó por manos
de tres mil voluntarios desfilando por Atenas, Sofía,
Belgrado, Viena y Praga camino de Berlín.
A partir de ese momento el relevo de las antorchas
y el encendido del fuego olímpico se ha convertido
en un rito imprescindible en cada edición de los
Juegos Olímpicos. |
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La Bandera Olímpica y los Aros - Izada por
primera vez en los Juegos de Amberes en 1920 contiene
el emblema olímpico, los cinco aros. La bandera
fue idea del propio barón Pierre de Coubertin en
1913 y la presentó en el Congreso celebrado con
motivo de la 16ª sesión del Comité Olímpico Internacional
en París, en 1914. Dicha bandera fue confeccionada
por un gran almacén de París bajo la propia supervisión
del barón y sus palabras al presentarla fueron
"Estos cinco anillos, azul, amarillo, verde,
rojo y negro representan las cinco partes del mundo
unidas en adelante al olimpismo y prestas a aceptar
las fecundas rivalidades. Además los seis colores
combinados (comprendiendo el fondo blanco), representan
los de todas las naciones sin excepción. El azul
y amarillo de Suecia, el azul y blanco de Grecia,
los tricolores francés, inglés, americano, alemán,
belga, italiano, húngaro; el amarillo y rojo de
España se acercan a las innovaciones brasileña o
australiana, con el viejo Japón y la joven China.
He aquí un emblema verdaderamente internacional".
El emblema de los aros entrelazados es representativo
de los cinco continentes, el azul representa a Europa,
el amarillo a Asia, el negro a África, el verde
a Oceanía y el rojo a América.
La Bandera olímpica original se encuentra actualmente
en el museo olímpico de Lausana, Suiza. |
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Citius, altius, fortius - La
divisa olímpica, más rápido . . . más alto
. . . más fuerte, simboliza la ambición
para superar a los rivales y la voluntad del
deportista para superarse a sí mismo.
Esta divisa no fue creada por Pierre de Coubertin
o algún miembro del Comité Olímpico. En ocasión
del Congreso que se iba a celebrar en el año
1897, Coubertin rehusó realizarlo en París
ya que pensaba que en una gran ciudad se iba
a diluir su importancia y pasaría desapercibido;
de acuerdo a esto el mismo se llevó a cabo
en la ciudad de El Havre. Para ello y según
cuenta Coubertin en sus Memorias buscó
el apoyo del prior del colegio de Arcueil,
padre Didon, uno de los más fogosos e interesantes
oradores de la época.
Toda la historia de la divisa oficial olímpica
se resume a las tres palabras pronunciadas
en latín por el padre Didon para inculcar
a sus discípulos el espíritu deportivo durante
los encuentros de fútbol, diciéndoles:
¡¡¡Citius, altius, fortius!!!
Estas palabras que por sí solas conforman
un gran mensaje de belleza moral e inspiración
impactaron tanto al barón Pierre de Coubertin
que de inmediato fueron adoptadas como divisa
oficial olímpica. |
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El Juramento Olímpico de los deportistas -
Recitado por primera vez en los Juegos de Amberes
en 1920 expresa:
"En nombre de todos los
competidores prometo que tomaremos parte en estos
Juegos Olímpicos respetando y acatando las reglas
que los gobiernan, con genuino espíritu de deportivismo,
por la gloria del deporte y el honor de nuestros equipos".
Quien tuvo el honor de pronunciarlo por primera
vez fue el destacado deportista belga Victor Boin,
participante en las dos ediciones anteriores de los
Juegos, esgrimista y waterpolista, quien posteriormente
ocuparía los cargos de Presidente del Comité Olímpico
de su país y Presidente de la Asociación Internacional
de la Prensa Deportiva.
La primera vez que este Juramento Olímpico fue escuchado
por el mundo ocurrió en ocasión de la inauguración
de los Juegos de 1928 en Amsterdam, gracias a la primera
transmisión en directo por radio. |
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Desde los Juegos Olímpicos de 1928 en Amsterdam
hasta Sydney 2000 la medalla de premiación
de los Deportistas ha mantenido en su diseño
a la diosa Niké sentada con una espiga en una
mano y una guirnalda en la otra. Con la excepción
de los Juegos de Munich en 1972, Moscú 1980 y
Barcelona 1992, los Comités Organizadores de
dichos Juegos realizaron un diseño completamente
diferente ajustado a la cultura de esos países.
En Atenas 2004 el diseño tiene rasgos de crácter
netamente griego por ambas caras. Como la diosa Niké
volaría al Estadio para coronar al mejor deportista,
decidieron representar en la medalla el interior de
un estadio, se eligió el estadio Panateneo donde
en 1896 revivieron los Juegos Olímpicos.
En el reverso de la Medalla figura el deporte en el
cual ha sido ganada.
Los elementos del anverso son tres:
- El primero es la llama eterna que se encendió
en Olímpia y viajó por los cinco continentes
antes de regresar a Grecia.
- Junto a la llama aparecen las primeras líneas
de la octava Oda Olímpica de Píndaro,
compuesta en el año 460 a.c., para celebrar la
victoria de Alcimedon de Egina en los concursos de lucha.
- Completa la Medalla el Emblema de los Juegos de Atenas
de 2004.
El diseño es de Elena Votsi.
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El Kotinos – palabra que en griego
antiguo significa la rama del olivo y por extensión
la corona del vencedor – es un emblema
simple, sobrio, pero también único, supremo
y perpetuo. Simboliza la importancia histórica
de la Grecia antigua, el ciclo inextinguible de la vida,
y la calidad imprescindible de los Juegos Olímpicos.
Apunta a la unidad del pasado con el presente. Es un
símbolo universal de libertad, esperanza, sencillez
y es una fuente de inspiración para los deportistas
y los ciudadanos del mundo entero. Sus colores destacados
en blanco y azul, traen a la mente la limpidez del cielo,
la transparencia y el ímpetu del mar griego.
Es el resultado de una colaboración entre dos
estudios de artes gráficas, la empresa griegas
Design Consultants y la británica Wolff Olins. |
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El Himno Olímpico fue escrito por Kostis
Palamas y compuesto por Spyros Samaras. Se cantó
por primera vez el 25 de marzo (día de la Independencia
de Grecia) de 1896, por un coro compuesto por miembros
de todas las sociedades musicales de Grecia, en la ceremonia
de inauguración de los primeros Juegos Olímpicos
de la Era Moderna en el Estadio Panateneo. Generó
tal entusiasmo entre los espectadores que fue repetido.
En
1958 fue establecido como Himno Oficial del Comité
Olímpico Internacional.
Espíritu
inmortal y ancestral, padre puro
de lo bello, lo grandioso y lo verdadero,
desciende, revélate y brilla
en la gloria de tu propia tierra y cielo.
En
carrera, en lucha y en lanzamiento de peso,
brilla el calor de la noble competición,
corona la juventud con la rama imperecedera,
y haz sus cuerpos fuertes y dignos.
Valle,
montañas y mares brillan contigo
como un gran templo blanco y púrpura
y que a este templo venga como peregrino,
el inmortal y ancestral espíritu,
de todas las gentes de la tierra.
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